martes, 27 de abril de 2010

Medicina Homeopática


La homeopatía es un arte y una ciencia. Al centrarse en el ser humano, tiene como una de sus misiones más importantes la de curar al enfermo restituyéndole su salud de "manera rápida, suave y permanente". La homeopatía, en la doctrina del Organon, le da al médico las claves de interpretación de la enfermedad, ya que el médico debe saber que las enfermedades se expresan en el hombre por síntomas. Su misión es leer e interpretar esos síntomas y buscarle el remedio lo más similar posible que "simpatice" con los síntomas que experimenta y siente el paciente. Es decir, los síntomas son lo único que puede ser percibido y por tanto la medicina efectiva es aquella capaz de producir en el hombre sano síntomas similares al caso de la enfermedad. Este es el principio de analogía aplicado en la medicina según el aforismo "Similia Simillibus Curantur" (Lo similar cura lo similar) La genialidad de la homeopatía radica en haberla operativizado en el campo de la salud y la enfermedad. Hoy, la ley de los semejantes puede ser entendida desde un marco fenomenológico, o desde un marco positivista. Dentro de la primera posibilidad, la homeopatía es una ciencia y es un arte que tiene que captar el significado de la enfermedad, sintiendo con el enfermo desde adentro de la totalidad de su ser, describiendo y no tratando de explicar con vanas teorías lo que pasa en la persona. En este contexto, se relaciona claramente con las terapias gestálticas en el campo de la psicología humanista. Para toda sustancia, -sea de origen mineral, vegetal o animal, si se trata de una especie natural, como para toda sustancia artificial (o sintética)-, si la sustancia tiene la capacidad de producir una enfermedad característica, cuya única expresión la constituye un conjunto específico o estructura de síntomas (y signos), cuando es ingerida a dosis ponderables o atenuadas, por cualquier ser humano sano sensible; entonces esa sustancia tiene la capacidad de hacer desaparecer la enfermedad característica que se expresa por un conjunto similarmente específico o estructura de síntomas, cuando está presente en cualquier ser humano enfermo, ya sea de manera espontánea o provocada, al ser ingerida en forma atenuada"
Mecanismos de Acción de los medicamentos homeopáticos
.. Estos son extraídos de los tres reinos de la Naturaleza y hoy en día el médico homeópata dispone de un arsenal de aproximadamente 2000 (dos mil) medicamentos, todos radicalmente distintos entre sí, diluidos y dinamizados, esto es debidamente trasformados en un poder energético más allá de la ecuación molecular. En términos físicos-químicos se llega a superar el denominado No de AVOGADRO: 6,032 x 10 23, que es el máximo de dilución posible de la materia más allá de la cual no se puede ya hablar de moléculas organizadas, de la mínima estructura de lo que fue la sustancia original.
Los medicamentos homeopáticos actúan como meros estimuladores de la fuerza vital a la que hacen reaccionar debidamente. Es la misma Naturaleza la que se encarga de hacer retornar el organismo al estado de salud. Ya que los medicamentos homeopáticos no actúan por su masa molecular sino por su energía dinámica; no cuantitativa sino cualitativamente.
La homeopatía experimenta sus remedios, (minerales, vegetales y animales) directamente en sujetos sanos que se han prestado voluntariamente para tal fin; de todo sexo y edad y que sean capaces de relatar mínimamente los síntomas que se van presentando.
Las dosis de estos remedios que se les administran son sumamente diluidos y por un breve lapso de tiempo. Al cabo de éste los experimentadores comienzan a vivir artificialmente una serie de síntomas propios de la sustancia experimentada, tanto en lo Anímico-afectivo como en lo Físico. Dicho efectos desaparecen por completo una vez suspendida la administración del remedio, volviendo el sujeto automáticamente al estado de salud anterior y, más aún, según relata la estadística, a un estado vital superior al de antes de la experimentación.
Estos síntomas "vividos" por así decirlo son cuidadosamente anotados, clasificados y jerarquizados constituyendo lo que, en homeopatía es la prolífica materia medica medicamentosa, que contiene hoy más de 2000 (dos mil) sustancias esencialmente diferentes: "... cada una de ellas un mundo." Lo increíble que descubrió Samuel Hahnemann es que la misma sustancia vuelta a administrar a otro sujeto y a otro y a otro, produce exactamente el mismo cortejo sintomático. De esto dedujo el poder de enfermar artificialmente de las medicinas diluidas y, tan o más importante: el de curar a aquellos pacientes que vengan presentando en la consulta los mismos o similares síntomas que ellas producen en el experimentador. Samuel Hahnemann acababa de descubrir la ley vital por la que los remedios CURAN SÓLO AQUELLO QUE SON CAPACES DE ENFERMAR primeramente, y que el verdadero principio de curación es que LO SEMEJANTE ES LO ÚNICO CAPAZ DE SANAR eficazmente.
Los síntomas son los mecanismos defensivos mediante los cuales la naturaleza expresa la "Enfermedad Interna", o sea, el desequilibrio en nuestra fuerza vital y mediante ellos da aviso del lugar donde se está desarrollando dicho desequilibrio. Tanto la mente como el cuerpo deben ser tratados "desde el fondo", "de dentro hacia fuera" para que así pueda restablecerse la salud en forma permanente.
La Homeopatía surgió a finales del siglo XVIII, gracias a un médico alemán Samuel Hahnemann, quién permitió utilizar una forma de tratamiento que concibe la totalidad de los síntomas como parte de un todo mas grande y donde los remedios utilizados actúan estimulando la capacidad curativa natural del organismo, en vez de atacar el elemento causal de la enfermedad.
Con la Homeopatía no se tratan las enfermedades del paciente, lo que se trata es el terreno de ese enfermo, su constitución o predisposición para enfermarse de determinado padecimiento. Esta predisposición o terreno individual con el que cada quién nace es lo que se denomina “miasma”. Existen tres tipos de miasmas que están presentes en todos los seres humanos, pero siempre hay uno de ellos que predomina más:
El miasma psórico: Es el desequilibrio del defecto, de la falta, de la inhibición, de la carencia. Se caracteriza por la hipersensibilidad a los factores que producen trastornos funcionales nunca lesiónales. Estos enfermos inspiran simpatia, mueven la protección.
El miasma sycósico: No tiene nada que ver con lo que conocemos como psicosis. Es el desequilibrio del exceso, la ostentación, el aceleramiento, la fuga, la exageración, se caracteriza por una actividad pervertida, el crecimiento exagerado de los tejidos, los tumores, donde hay siempre una actividad funcional exagerada.
El miasma syphilitico: No tiene nada que ver con la connotación de la enfermedad llamada sífilis. Es el desequilibrio caracterizado por la agresividad, la destrucción hacia los demás y hacia si mismo, hay profundidad en sus reacciones con degeneración violenta, destrucción, ulceración y supuración.
Cuando se va a trabajar un paciente con medicamentos homeopáticos, estos se escogen de acuerdo a su personalidad, características, circunstancias que rodean el caso y síntomas que se presenten en el momento..
Las enfermedades en el ser humano pueden provocar alteraciones de tres tipos: sensoriales (emocionales), funcionales y lesiónales (estructurales, en los tejidos), de aquí se determina la escala de los medicamentos. Si se trata de enfermedades de la esfera emocional se utilizan las potencias más altas, porque actúan profundamente, su acción es duradera y persiste en el tiempo. Las potencias altas son desde las 200CH.
Las diluciones medias se utilizan en los trastornos funcionales, constituyen los remedios denominados drenadotes porque facilitan la eliminación de las toxinas indeseables que comienzan a fijarse en el enfermo, estas escalas no pueden repetirse frecuentemente, su uso no debe ser prolongado. Las potencias medianas van desde 9CH a 30CH.
Las diluciones bajas: Tienen cierta acción sobre los tejidos del mismo órgano, se utilizan en los trastornos lesiónales o estructurales, pueden repetirse con frecuencia cuando sea necesario y en forma prolongada para ejercer un estimulo constante y sostenido. Las potencias bajas van desde 3CH a la 9CH.
Existen tres tipos de escalas en la preparación de los remedios homeopáticos: Decimal, Centesimal y Cincuenta milésimal, con las que se trabaja en la Homeopatía.
Los medicamentos se usan en gotas o en glóbulis de diferentes tamaños. Las dosis consisten en 5 gotas o 5 glóbulis, colocándolos debajo de la lengua para su mejor absorción. Los glóbulis no deben ser tocados con las manos, así como tampoco se pueden abrir los frascos en ambientes con olores fuertes o teniendo las manos perfumadas. El número de globulitos por dosis se pueden recoger en las tapitas de los frascos, para llevarlos a la boca sin tocarlos directamente, evitando la contaminación de la tapa con la saliva de la persona. Se debe evitar el uso de sustancias mentoladas mientras se está recibiendo el tratamiento (pastas dentales, ungüentos de frotar el cuerpo, golosinas de menta. Deben tomarse 15 minutos antes o después de cada comida. En la actualidad se consiguen remedios homeopáticos en presentación de tabletas, jarabes, óvulos, cremas, ungüentos, etc.
Contraindicaciones
Una agravación homeopática es una reacción exonerativa del organismo en respuesta al medicamento utilizado, o la aparición de una erupción en piel, lo cual es muy positivo para la Homeopatía ella irá atenuándose poco a poco hasta desaparecer.
Si se presentan reacciones muy desagradables, estas se pueden antidotizar con alcanfor homeopatizado (Camphora 06), oliendo una barrita de alcanfor o chupando una caramelo o chiclet de menta.
Es recomendable mantener los medicamentos en una lata o caja lejos del calor excesivo u olores fuertes, alejados del alcance de los niños. Los remedios homeopáticos no tienen caducidad.

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